martes, agosto 21, 2012

Macro carretera


Emersson Pérez. Santiago de Chile 1982. Poeta y Gestor cultural, coordinador de Revista Absenta. Actualmente, se desempeña como editor y relacionador publico de editorial Ajiaco Ediciones (Santiago de Chile), además participa en el evento internacional de jóvenes escritores TrasAndes en la ciudad de Mendoza. Ha publicado en el Anuario poético Márgenes del colectivo Mal de ojo (Ajiaco ediciones) y fue seleccionado para la Antología Iberoamericana -Poesía molotov- 2011, por la Editorial Cascada de palabras (Cartonera), México, así como la antología “Poemario Indestructible” por Ediciones Gatopajaro Chile 2010.

(Poema adelanto de “CAMBIO DE ANDÉN”, libro a editar por Ajiaco Ediciones 2012) Publicado en: MUSARAÑA N° 117, agosto 2012, La Serena - Chile.





Macro carretera

Tenemos la manía de poner nombre a todo.
Al nombrar, pasa a propiedad humana.
Las doncellas más bellas beben rocío de perlas
a  medianoche.
Un glotón las expía comiendo pasteles de oro macizo.

Viajan,  son las seis de la mañana.
Afuera unas aves vuelan al revés
confundidas con la luz  azul de una cordillera.
Aves que no verán el mar
pero carroñarán nuestras carnes.

Tenemos la manía de mirar hacia dentro.

Desde el espacio observamos nuestras casas  luminosas.
Desde un programa vemos a nuestros ancestros
durmiendo en una hamaca.
Cárceles llenas de ojos sin párpados
vigilantes  eternos.

Tenemos la manía de predecirlo todo.

Unas cartas
Manchas
Conchas
¿Anuncia un tronco el renacer humano?
Nuestras predicciones arden.
Nuestras cárceles también.
El fuego  hipnotiza.

Después del  maremoto
es  el mejor momento para recoger pulgas de mar
y  nuestras redes no son nada.
Las más grandes ruinas se convertirán
en sublimes arrecifes de coral.



Tenemos la  manía de conducir en todo.

Los edificios son carreteras perpendiculares
Los ascensores son vías exclusivas
Según cuanto oro o perlas han consumido
durante el desayuno.

Afuera, cerca de una laguna, 
los evolucionados Dodos
dan una clase acerca de la raza humana,
de unos primates que se matan
con sus propios tenedores.
El holograma se apaga.

Tenemos la manía de darle un valor a todo.
Acaudalados corren de noche
como liebres-perros.
Sus patas brillan en la oscuridad.
La música  en la oreja,  los hacen sentir seguros.
Con su hocico pretenden morderse la cola
para colgar como amuleto.

Los trenes subterráneos
ostentan ejércitos,
sudorosos limpiadores cósmicos
                                               que avanzan con ritmo
por carreteras amarillas que terminan en su interior.

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